AMOROFOBICO

lunes, 27 de junio de 2011

FRANCISCA

-¡Estoy cansada de todo esto, me iré mañana mismo donde mi abuela!
-¡Pues bien, si ella te aguanta, vete. Porque lo que es yo, no te aguanto un segundo más en esta casa!
-Si mi papa estuviera ahora………….
-¡No metas a tu padre en esto, que él no tiene la culpa de haber tenido una hija malcriada como tú! Alcanzó a decir María antes de echarse a llorar sobre el sofá
Francisca, furiosa, se encerró en su cuarto dando gritos y maldiciendo al mundo por tener una vida como la que tenía. Las discusiones con su madre ya eran rutinarias de un tiempo a la fecha, desde que muriera su padre se habían hecho inseparables, pero todo vino a cambiar cuando ella admitió en casa a su nueva pareja. ¿Cómo era posible que olvidara así de rápido a su padre? ¡Recién la semana entrante se cumpliría un año de su partida! ¡Un año!
Además con un tipo que era por lo menos diez años menor que ella y que para colmo de males era un degenerado, lo único que hacia cuando ella estaba cerca era desnudarla con la mirada con total descaro, aun en presencia de su madre.
Como si fuera poco había inventado diez mil patrañas para deshacerse del intruso, con tanta mala suerte que siempre era sorprendida en la mentira. La ultima de esas mentiras fue tomar un anillo de su madre, un regalo muy querido por ella y venderlo, creyendo que con esto desconfiaría de Esteban, su pareja,  para finalmente echarlo de casa por ladrón. Bastaron un par de días para que la verdad saliera a luz, una conocida de su madre la había visto entrar en la joyería y al seguirla para saludarla, pudo ver como ella, toda nerviosa,  vendía un carísimo anillo de oro al dependiente de la joyería. Fue acusada y sentenciada de inmediato, nada más de permisos para fiestas, adiós también a su mesada, al internet y nada de minutos en su celular.
Aguantó un mes cumpliendo su castigo, pero como su madre no mostrara ningún interés por levantar la sanción, se acercó a una amiga suya, quien le había comentado tiempo atrás una forma fácil de hacerse de dinero. Tenía una página en internet donde subía fotografías suyas en ropa interior o pequeñísimos bikinis y debajo de cada una de las fotografía ponía su número de celular. Cada vez que recibía una llamada de un número desconocido sabía que se trataba de algún hombre que había visto sus fotografías en internet, entonces, mientras conversaban, le preguntaba si quería ver más fotos de ella a cambio de que le cargara dinero al celular.
-Pero eso es como ser puta
-Nada que ver porque no te acuestas con nadie, además, no tienes para que mostrar tu cara en las fotos
-Igual me da un poco de pudor eso de tomarte fotos tan sugerentes, puede verme algún degenerado
-Tanto mejor po Pancha, esos son los que mejor pagan
Al principio solo se tomaba fotografías en ropa interior y jamás mostraba el rostro en ellas, por temor a que las imágenes fueran publicadas en alguna página de uso masivo y algún conocido la reconociera, pero se fue dando cuenta que a medida que las fotografías eran más sugerentes tenía más visitas en su página-En una semana podía hacerse hasta dos veces la mesada de un mes y como su celular era bastante moderno, contrataba bolsas de internet para poder continuar subiendo más fotografías a su página de contactos en la comodidad de su hogar.
Las sesiones las hacia siempre que estaba en casa, prefería hacerlo en el baño, sacándole provecho al espejo gigante que tenían adherido al muro. Pero ya estaba aburrida de que las fotos se parecieran tanto unas de otras a pesar de cambiar la ropa con que salía, así que había optado por esperar a estar sola en casa para fotografiarse utilizando el espacio a su antojo, ya sea el lindo gomero como fondo de una, desnuda sobre la mesa en otra, sentada en el sillón o comiendo un plátano sugerentemente en la cocina, etc…
A esas alturas ya había perdido la esperanza de echar de casa a Esteban, su madre se veía muy enamorada y después de la trampa fallida del anillo, confiaba mucho más en él que en cualquier cosa que ella le dijera sobre él. Así que había optado por hacer como que no existía, tratando siempre de mantenerse lo más alejada posible de su presencia.
Esa tarde, después de llegar del instituto, pensó en llamar a su madre al trabajo para disculparse por la pelea que habían tenido durante la mañana. Tomó el teléfono celular y vio que tenía un nuevo mensaje de texto de quien era su mejor “cliente” desde que comenzara con eso de tomarse fotografías a cambio de dinero.
Msje-“hola gatita, no he dejado de pensar en ti todo el día viendo las ultimas fotos que has subido. ¿Me mandarías una con mi nombre en ella?”
Responder msje-“Claro, te mando una foto mía, con tu nombre escrito con lápiz labial justo en medio de mis tetas, pero primero mándame una recarga”
¡Bip-bip! El sonido de la recarga sonó justo cuando ella venia de vuelta de comprar el pan. Fue corriendo hasta el dormitorio y se desnudó de la cintura hacía arriba, no era bueno hacer esperar a José, sabía bien que esa foto solo sería la primera de varias y tenía algo de tiempo antes que llegara su madre con el indeseable de Esteban. Tomó un lápiz labial y se pintó con letras bien grandes el nombre JOSE en medio de sus tetas, para después poner el celular sobre el velador y dejarlo grabando en video.
A esas alturas, con dos meses de fotografiarse sola, ya se había vuelto una experta. Posaba muy coquetamente, siempre evitando que su cara apareciera en la pantalla, ya fuese tapándosela con el pelo, las manos o sencillamente mirando hacia el suelo. Una vez grabado el video, lo echaba a correr en cámara lenta y elegía cuál de las poses era la mejor para guardarla como foto y enviarla al celular de contacto.
Msje- “Waw, te pasaste gatita, como siempre. Me encantan tus tetas, son perfectas. ¿Pero por la recarga solo me darás una foto? Creo que me debes regalar x lo menos una más”
Responder msje-“Bueno, te regalo una foto. ¿Cómo la quieres?”
Msje-“Me gustaría verte tocándote muy excitada, recostada sobre tu sofá”
Aprovechando que aún estaba sola, fue hasta el living de la casa y tomó la fotografía que José le había pedido. De piernas abiertas y usando como único atuendo su ropa interior, metió los dedos de una mano debajo de sus calzones para dar la impresión de que se masturbaba, mientras se tocaba las tetas con la otra mano.
Responder msje-“Bueno, espero que te guste la fotografía, si quieres mas es solo cosa de que me pidas, pero las que siguen las pagas.”
José tenía una colección de las fotos de Francisca, había visto la página de ella y su amiga por casualidad una tarde de ocio en el trabajo, siendo desde entonces una verdadera adicción el visitarla a diario. La primera vez que llamó al celular de Francisca pensó que ese no era su número o que la chica de las fotos no correspondía a la persona con la que hablaba, así que para verificar que eran la misma persona, le pidió que le mandara una fotografía de ella en una pose especifica. Entonces ella mando una foto donde salía usando solo una blusa blanca y calzones del mismo color, totalmente empapada después de salir de una ducha. La blusa se apegaba a su cuerpo por el efecto del agua y podía apreciarse lo bien contorneado de su cuerpo con la ropa ceñida a él.
Esa fue solo la primera de muchas imágenes que José guardaba en su celular y siempre que salía del trabajo, aprovechaba el tiempo que duraba el viaje hasta el trabajo de su novia para mandar mensajes a Francisca y pedirle más fotos, fotos que por cierto guardaba con total discreción para no ser sorprendido.
Msje- “Me gustaría tener una fotografía de tu cara, quisiera ver tu cara mientras te masturbas pensando en mi”
Responde msje- “Tu sabes bien que no me tomo fotografías con el rostro descubierto así que olvídalo. Mejor pide otra cosa”
Msje- “Te doy lo que me pidas y prometo que nadie más además de nosotros dos sabrá de la existencia de esa fotografía”

Francisca se lo quedo pensando, sabía que lo que le decía era mentira, lo más probable es que todas y cada una de las fotos que hasta ahora le había mandado a José hayan sido vistas por sus amigos. Pero estaba necesitando dinero para ir a un concierto y sabía que si le pedía el dinero para las entradas a su madre, lo más probable es que obtuviera una negativa.
Responder msje- “Te dare en el gusto y espero que cumplas tu palabra de que nadie más además de nosotros sabremos de la existencia de esta foto. Pero quiero a cambio 30 mil de recarga”
Msje-“Bueno, tomate la foto por mientras que voy a hacerte la recarga gatita linda”
Francisca fue a su dormitorio mientras esperaba la recarga y por su cabeza pasaba la idea de engañarlo. ¿Qué le podía hacer? A lo sumo la molestaría al celular, pero con cambiar de chip se remediaba el lio de una vez. Sin embargo si le sacaba esa suma ahora, bien podría en el futuro sacarle lo mismo o más aun, no era una buena idea perder a tan buen cliente. Además la posibilidad de que alguien la reconociera era mínima, la ciudad es inmensa y hay más de seis millones de habitantes.
En eso estaba cuando el celular dio aviso de que la recarga estaba lista. Revisó para verificar que el saldo era el acordado y mientras aún no estaba decidida si enviar o no la fotografía, decidió que por lo menos se la tomaría antes de que llegara su madre del trabajo.
Se sentó al borde de la cama, justo en frente del espejo de pie que tenía en su dormitorio y mientras se filmaba sosteniendo el celular con su mano derecha, con su mano libre masajeaba su entrepierna con caricias lentas y prolongadas. Mientras lo hacía comenzó a excitarse, recordando las caricias de su ex novio, que era lo más cerca que había estado de hacer el amor. A su mente acudían las imágenes de cuando ambos, ardiendo en deseo, se escondían entre las ligustrinas del patio para tocarse el cuerpo uno al otro. A él le gustaba tomarla por la cintura y frotar su pene bien fuerte contra su trasero mientras le pasaba la mano por sobre el pantalón para sentir su palpitante vagina y con la otra mano apretaba sus tetas. Ella se dejaba, creía que solo así podría retener a su novio. El insistía siempre en que debían hacerlo, pero ella le decía que aún no estaba lista pero que sin embargo podían hacer otras cosas. Entonces, cuando la insistencia era mucha, ella desabrochaba el cierre de su pantalón y frotaba su pene con fuerza hasta hacerlo acabar, mientras él se entretenía manoseándola a su antojo.
Recordar todo esto la había calentado, su concha húmeda palpitaba como si las manos de su ex estuvieran tocándola una vez más. Tomó su celular y lo puso sobre el velador apuntando la cámara hacia su cama, mientras presurosa se despojaba de su ropa interior. Cerró los ojos y se dejó llevar por el deseo, con una de sus manos se acariciaba los senos, acercándolos de vez en cuando hasta su cara para poder chuparse los pezones, mientras metía y sacaba con rapidez dos de sus dedos en su cada vez más caliente vagina. Se masturbaba imaginando que su ex la miraba a través del celular. Tuvo un orgasmo tan intenso que sentía como si su corazón le fuese a estallar.
Cinco minutos después José recibía en su celular la nueva fotografía de “la Gatita”, desnuda sobre su cama con las piernas muy abiertas, metiendo dos dedos dentro de su vagina mientras se chupaba el pezón de una de sus tetas. No cabía duda, la caliente mujer que le mandaba las fotografías al celular no era otra que Francisca. Ya en las fotografías anteriores, viendo el decorado de la casa donde se tomaba las fotos, tenía la impresión de que podía ser, pero necesitaba estar seguro, necesitaba una prueba irrefutable y ahora la tenía, esa cara no podía ser otra que la de Francisca. Con una gran sonrisa pintada en el rostro José apagó el celular y caminó presuroso, llevaba diez minutos de retraso y a María le cargaba que la hicieran esperar.

Pasaron dos semanas desde esa última foto y José no dejaba de pensar en la forma de abordar a Francisca. Durante esos días se había imaginado cientos de situaciones eróticas, en donde ella era la principal protagonista y el deseo de tenerla entre sus brazos iba en aumento. Finalmente decidió enfrentarla un día de semana sin que María fuera una molestia para sus propósitos.
Ese día miércoles, después de asegurarse de que María había tomado el metro a su trabajo, hizo parar un taxi y se devolvió hasta la casa. Una vez dentro, fue directamente hasta el dormitorio de Francisca y golpeó tres veces con fuerza.
-¿Qué pasa?
-Necesito hablar contigo Fran ¿Podrías darme un minuto?
Francisca asomó su cabeza tras la puerta, envuelta por una frazada
-¿Qué sucede? – preguntó medio dormida aún
-Sucede que tengo unas fotos que quiero que veas
Al escuchar la palabra foto, Francisca reaccionó de inmediato y mientras miraba las osadas fotos impresas en papel que José le había entregado, no dejaba de maldecir una y otra vez.
José, dueño de la situación, aprovechó el descuido para entrar al dormitorio y sentarse sobre la cama. Inmóvil, ella lo miraba desde el umbral de la puerta esperando que sucediera algún milagro que la salvara del problema en que estaba.
-Creo que sabes que es lo que pretendo Fran
-No, no sé lo que quieres, ni me interesa. Quiero que borres esas fotos de donde las tengas o le diré a mi mamá.
-¿Y qué le dirás? ¿Qué te gusta sacarte fotos desnuda y las mandas por celular a cambio de plata?
Francisca se puso pálida, sabía muy bien que si su madre se enteraba estaría en serios problemas. La sola idea de tener que irse a casa de su abuela en el campo y tener con ello que dejar sus estudios, sus amistades, et…, la hizo estremecer.
-Vamos Francisca, podemos ser buenos amigos. ¿Porque mejor no te sientas a mi lado y lo dialogamos?
Se acercó temerosamente hasta estar frente a José, de pronto sintió como si sus piernas fueran de hilo y tuvo que apoyarse en él para no caer, su tez estaba pálida y comenzó a temblar. Incapaz de formular palabras, se recostó a los pies de la cama y cerro sus ojos.
José comenzó a acariciarla, incorporándose sobre ella. Al ver que no oponía resistencia, comenzó a desnudarla. Con la misma delicadeza con que un pintor aplica pinceladas sobre la tela, José fue despojando de sus ropas una a una a Francisca hasta dejarla completamente desnuda. Primero fue la parte inferior de su pijama, incluyendo unas pantaletas blancas con un dibujo de un perrito en el centro, luego la camiseta y finalmente unos sostenes del mismo color de la pantaleta. Verla desnuda siempre había sido un deleite, pero poder tocarla era una sensación de placer sublime,  indescriptible.
Francisca lo dejaba hacer, sin quejas se dejó desvestir. ¿Qué podría hacer para revertir la situación? Había jugado y perdido el juego.
José continuaba disfrutando de la belleza de Francisca, acariciando y besando cada rincón de la mujer que por tantos meses había deseado. Pudo notar que a medida que sus labios iban bajando en busca de su vagina, los pezones se ponían rígidos bajo la palma de su mano. Incitado por este hecho, empujó con suavidad una de las piernas de Francisca, dejando la concha a su merced , con suaves movimientos de su lengua estimulaba el clítoris, sin dejar de acariciar su cuerpo.
Francisca comenzó a excitarse, era la primera vez que un hombre la acariciaba de esa forma y aunque no quería nada con el, su cuerpo decía otra cosa. Su respiración iba en aumento al sentir las caricias de José sobre su piel y cuando él comenzó a estimular su clítoris con la lengua, solo atinó a apretar el cubre camas con las manos, invadida por una ola de placer que jamás había sentido antes.
Viendo que la vagina estaba húmeda, José la penetró con dos dedos, entrando y saliendo al ritmo de la agitada respiración de Fran. Así estuvo durante unos minutos, hasta que ella le tomo de los brazos por las muñecas con fuerza, en ese momento José aumentó el ritmo, entrando y saliendo con tanta rapidez como le era posible.
Fran pasó de respirar agitado a los gemidos, podía sentir esos dedos dentro suyo, entrando y saliendo de su inmaculada concha, sin pausa. Pensó en su ex-novio y en lo tonta que había sido por no haberle permitido nunca tener relaciones sexuales, pero eso duro solo un momento, José estaba sobre ella, sin dejar de menear sus dedos dentro de su vagina y buscaba su boca con la suya.
Mientras se daban un sonoro beso, a Fran le llego un orgasmo. Estiró sus piernas y con sus manos apretaba el cubre camas, desesperada. José le acariciaba el rostro, diciéndole al oído piropos y frases referidas a lo bella que era. Sin perder un segundo, se puso de rodillas frente a ella y mientras acariciaba la mojada vagina de Francisca con la palma abierta, con su mano libre se quitó los pantalones y el bóxer. Su pene estaba erecto y listo para la acción, con fuerza tiró a Fran por las piernas, atrayéndola hacia la orilla de la cama y luego de aplicar un poco de saliva en la cabeza del pene a modo de lubricante, la penetró lentamente.
A Fran se le escapó un quejido y se tapó la boca con las manos enseguida. José, haciendo caso omiso de los gestos de dolor de Fran, comenzó a aumentar la intensidad de la penetración, iba y venía cada vez más rápido. Tomó sus piernas y las puso sobre sus hombros, mientras acariciaba sus pechos con ambas manos. De pronto el dolor fue disminuyendo y fue reemplazado por olas enormes de placer, Fran no lo sabía pero estaba a punto de experimentar su primer orgasmo.
-Más rápido, hazlo más rápido – le pedía a José, desesperada, mientras se retorcía de placer. Respiraba por la boca, produciendo un sonido similar al que hacen los animales de tiro ante un gran esfuerzo.
José se puso de rodillas frente a ella y haciéndola girar en un rápido movimiento, acomodó a Fran en cuatro. Ella levantó su colita para hacer más fácil y profunda la penetración. Con movimientos enérgicos, José metía su verga dentro de la concha palpitante de Fran, sin encontrar ninguna resistencia a su paso como al principio.
-Tírame el pelo, tíramelo – Gritaba Fran, poniendo sus ojos blancos totalmente, daba la impresión de estar poseída.
José no daba más de excitación también y ambos terminaron acabando al mismo tiempo. Gritando ella, ufanado y tirándola del pelo él. Solo en ese momento notaron la presencia de otra persona que lloraba viendo la escena.
Fran ahora vive con su mejor amiga, hace un par de años que no ve a su madre y menos a José. Terminó sus estudios y ahora estudia en la Universidad una carrera profesional. De mas esta decir que cancela todas sus deudas con los dineros que obtiene de su página en internet junto a su amiga del alma.













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