AMOROFOBICO

domingo, 16 de noviembre de 2014

MARIA JOSE


Con delicadeza fui haciendo todo tal cual lo habíamos planeado durante la tertulia, ella reía de manera nerviosa mientras con corbatas amarraba sus muñecas y tobillos a la cama. En realidad mas que planear las cosas, se dieron de manera natural.
Estado de facebook , llamada telefónica , reunión después de años sin vernos , una rica cena y como siempre pasa, el alcohol haciendo el trabajo de desinhibir. ( bendito alcohol )
Aunque siempre hemos tenido mucha confianza y hablado de cualquier tema sin dobles intenciones, en esta ocasión las cosas se dieron de manera diferente.
Comenzó todo cuando preguntó si seguía escribiendo relatos eróticos para luego relatarme una de sus fantasías sexuales, ser sometida.
Me habló de una película que había visto y que curiosamente le despertó el interés por el tema, yo escuchaba todo intentando no desconcentrarme con el sugerente escote de su vestido negro.
Mientras relataba la película las cosas fueron cambiando de tono, pasamos de las risas a la seriedad, era evidente que hablar de sexo había disparado la libido en ambos. Las señales iban y venían de manera constante ( cruces de piernas repetitivos, mejillas levemente sonrojadas por el calor, parpadeos incesantes …)

-¿Escribirás la historia que te pido conmigo como protagonista?
-Preferiría que hiciéramos una película , mi celular tiene muy buena cámara -respondí sonriendo
-¿Y después me escribirás el relato?

Esas fueron las ultimas palabras que intercambiamos en el restaurante.

La até a la cama tal como quería, con brazos y piernas extendidos formando una cruz, luego vendé sus ojos. Ella no dejaba de reír nerviosamente y eso me encantaba , siempre me ha gustado su hermosa sonrisa. Una vez atada comencé a acariciar sus piernas, desde las pantorrillas subía por sus muslos siempre por debajo del vestido.
El suave tacto de su piel me incitó a cambiar las caricias por los besos , ya no eran mis manos las que recorrían su cuerpo , ahora lo hacia con mis labios dando besos desde la punta de sus pies hasta el borde de su ropa interior.
Ardiendo en deseo me senté sobre ella, torpemente desabotone la parte delantera del vestido para dejar al descubierto esos senos perfectos. Llevaba un sostén negro de encaje y pantaletas del mismo color.

Subí el sosten y mientras chupaba sus pechos rozando mi lengua contra sus pezones duros como zuela, palpaba su vagina por sobre la negra pantaleta que a esas alturas estaba completamente humedecida , no pude dejar de pensar que tal vez las había mojado mientras veníamos en el taxi imaginando todo lo que haríamos.
Ella por su parte había pasado de reír a jadear, su excitación parecía impedirle respirar.
Tomé su cara y la besé , fue un beso intenso , un beso de lenguas desesperadas buscándose , confundiéndose , agitándose frenéticamente de boca en boca como si estuvieran en una batalla. Todo siempre sin dejar de acariciar su vagina que parecía un volcán a punto de hacer erupción (se podía sentir como palpitaba a mi tacto). Cuando separe mi boca de la suya susurró:

-Azotarme

Tuve que resistir la tentación de penetrarla de inmediato , tanto juego previo me había provocado una erección. De pie junto a la cama , mientras ella jadeante esperaba su castigo me quité el cinturón.

-¿Me castigarás ahora?

Por respuesta le di un golpe con la correa ,un golpe tímido, no era mi deseo golpearla, pero así lo había deseado y era el trato. Un segundo golpe igual de suave como el primero sobre sus piernas y ella dejó escapar un gritito, no de dolor, fue mas bien como un grito de susto, medio orgásmico ( lo disfrutaba ).
Me armé de valor y comencé a golpear con mas fuerza , ella se mordía los labios mientras las marcas de la correa se sumaban en sus piernas y abdomen. Uno tras otro le fui dando el castigo que pedía y su piel se tornaba roja con cada azote que le daba.
Me detuve un momento para tomar aliento, acaricié las marcas que los correazos le habían dejado y comencé a soltar sus piernas , pensaba que había sido suficiente castigo para ser la primera vez.

-Soy una puta , lo merezco , no me tengas compasión.

Perplejo , solté sus pies y manos. ¿Aun quería mas? ¿cual debía ser el limite al castigo?

-Date la vuelta María
Obediente se puso boca abajo mientras la despojaba de sus ropas. Volví a amarrarla , esta vez con mas fuerza. La imagen de María desnuda , vulnerable , a merced de mis deseos será algo que no olvidare jamás.

-¿A las putas se les azota? -Pregunté 
-Si , a las putas perversas como yo se les azota sin compasión.

Respondí con un golpe seco , con tanta fuerza que la correa “chasqueo” en el aire al lanzarlo y fue a caer sobre sus nalgas tersas y redondas. Un segundo golpe aun mas fuerte le sacó un grito que ella ahogó poniendo la boca contra las sabanas. Quería terminar con esto y pensaba en que si la golpeaba con mas intensidad pediría que nos detuviéramos, pero eso no pasó.
A cada azote se retorcía , tiraba de sus amarras como buscando fuerza para soportar el castigo. Yo por mi parte repartía los azotes por su espalda , brazos , piernas y culo, cada vez con mas fuerza. De pronto dejó de tapar su boca para lanzar alaridos mientras se sacudía y pedía mas, descubrí con asombro que disfrutaba de sus gritos. Extrañamente comencé a sentirme a gusto, me provocaba placer escucharla gritar, la sensación de tener poder sobre alguien de manera tan brutal me elevaba la libido a niveles desconocidos, llegando al punto en que sin poder soportar mas la embestí de manera animal.
Me desnude rápidamente , ella me miraba mientras tomaba aire respirando agitadamente.

-¿Quieres castigo? - le pregunté mientras de rodillas entre sus piernas le pegaba palmadas en su culo rojo por tanto azote y le metía los dedos en su húmeda vagina de manera frenética. Entonces recordé que durante la velada me había confesado jamas haber tenido sexo anal, mojé mis dedos con abundante saliva y comencé a estimular su ano, metiendo primero un dedo a la mitad hasta poder meter dos completamente , a esas alturas mi pene estaba duro como una estaca.

La penetré , empujé mi pene con fuerza hasta sentir que mis testículos rozaban con sus nalgas y de inmediato comenzó con los gritos. Pedía , rogaba que me detuviera , pero nada podía hacer. Estaba como poseído embistiendo salvajemente una y otra vez , sin pausa , sin clemencia,  mientras ella se retorcía intentando safarse.

-¿Te gusta así puta?!! - le gritaba al oído mientras la penetraba cada vez con mas fuerza, estimulado por los gritos que ella daba. Con mis manos apretaba sus pechos , pellizcaba sus pezones con la punta de mis dedos , mordía sus orejas y cuello , todo de manera intensa y a lo bestia.
Su ano cálido y apretado me daba un placer inmenso, nunca antes había tratado a una mujer de esa manera y el placer que sentía era nuevo para mi. Entre espasmos , gritos y gemidos me llego el orgasmo , acabé sobre su espalda.

Al rato la liberé , pidiendo disculpas por mi comportamiento mientras ella se vestía y me miraba de manera inquietante. 

Antes de salir me sonrio y dijo:
-No fue como lo imaginé , pero la segunda vez estará mejor ¿verdad? ............



martes, 6 de noviembre de 2012

ANITA


ANITA

Recuerdo que iba caminando por una calle polvorienta , bajo un sol que asaba sin misericordia. Las casas en ambos lados de la calle no proyectaban sombra alguna que protegiera del inclemente calor de la tarde. Era un pueblo rural , muy parecido a una maqueta hollywoodense del viejo oeste, con sus casas de madera y calles sin asfaltar, creo que no es necesario decir que el silencio lo gobernaba todo.
De pronto un grito algo apagado llamo mi atención , venia directamente de un viejo establo justo en frente de donde me encontraba, crucé la calle corriendo y note que la puerta estaba abierta. El lugar oscuro alumbrado solo por los débiles rayos de sol que se colaban en las rendijas de los muros apolillados, me costó un par de minutos poder acostumbrar mi vista a la penumbra. Pude distinguir una vieja montura colgada de un muro, algunos fardos de paja apilados a la rápida en un rincón y unos cordeles colgando de una gruesa viga que cruzaba el establo de lado a lado.
De pronto el grito de nuevo , esta vez mucho mas claro , provenía de la calle. Fui hasta la puerta del establo pero estaba cerrada por fuera, alguien había puesto una gran tranca de madera haciendo imposible salir del lugar.
Me acerque al muro y mirando por una rendija vi la razon de los gritos. En la calle a escasos metros de mi, tres hombres se aprovechaban de una mujer. Uno de ellos la tenia tomada por la espalda, la abrazaba por la cintura con fuerza haciéndole imposible soltarse. Los otros dos hombres se reían sádicamente , uno de ellos fumaba un cigarro mientras el otro se acercaba a la mujer que intentaba zafarse saltando como un bronco.
Desde donde estaba no podía distinguir rostros , intente nuevamente abrir la puerta pero nada , la tranca estaba firme y no cedería por mas que pateara la puta puerta.
El tipo que tenia tomada a la mujer por la cintura comenzó a besar su cuello , haciendo chasquidos con su lengua y riendo salvajemente. Mientras tanto su compañero, dándole un tirón al vestido de la mujer, dejaba al descubierto un par de senos grandes como melones. Se abalanzó sobre ellos entreteniéndose en chupar y morder sus pezones.
El tercero solo miraba , se conformaba con hacerlas de espectador y frotarse el pene sobre sus ropas.
Me desesperé, era obvio que si no hacia algo violarían a esa mujer y hasta pudiesen darle muerte frente a mis narices. Grité pidiendo ayuda a través del mismo agujero por donde miraba la escena y entonces la mujer giró su cabeza hacia donde me encontraba, como por arte de magia ahora ya no me parecían tan distantes y pude ver sus caras nitidamente. La de cada uno de los hombres no me eran para nada familiares, pero la de la chica era sin lugar a dudas Anita. Me lanzó una mirada intensa , como con rabia, susurró algo muy cerca del oído del hombre que la sujetaba.
Para mi sorpresa el hombre le soltaba y ella en vez de huir se desnudaba apuntando su mirada justo al lugar en donde me encontraba.
Desnuda, de rodillas sobre el piso, mamaba por turnos el pene de dos de los tipos. Mirándolos, riendo, acariciando, todo en ella era pura provocación. Su cara denotaba satisfacción, como si mi molestia al ver la escena le causara placer. De pronto el tercer tipo se sumó a la sesión, incorporando a Anita con fuerza y abrigándola a ponerse en cuatro con las manos apoyadas sobre las caderas de otro, la penetró con fuerza. Las sacudidas eran brutales, la embestía como un animal y cada vez ella lanzaba un gemido agudo, no cabía duda que lo estaba disfrutando.
El otro tipo se había puesto al costado y le acariciaba los pechos que se balanceaban colgando a merced del ir y venir incesante, ella mientras tanto se dejaba penetrar a gusto aprovechaba para chupar el pene de otro de ellos y masturbar con su mano derecha al tercero.
Mientras lo hacia miraba cada vez que podía hacia donde me encontraba , sabia que estaría molesto viendo todo eso y me imagine que eso la excitaba aun mas. Resignado a no poder salir de aquel lugar atine solo a observar la escena.



De pronto el tipo que le acariciaba los pechos se detuvo y masturbándose con una mano acabó sobre su cara una cantidad de semen increíble, acto seguido también se corrieron los dos tipos restantes , dejándola con una cascada de semen que iba desde su cara , pasando por sus pechos y ombligo hasta llegar a su entrepierna.
Ella mirándome siempre , pasaba sus dedos sobre el espeso liquido y enjugándolos se los chupaba, sonriendo la muy perra.

Desperté sudando, asustado y excitado. Eran las seis de la mañana de un día sábado y en un par de horas mas entraría a trabajar.
Esa mañana no pude dejar de pensar en Anita , es lógico después de una pesadilla como aquella. Pensé en como se había dado nuestra relación y la forma estúpida en que habíamos terminado, claro que en aquel tiempo ella era muy inmadura y yo poco tolerante con ciertas cosas. De eso habían pasado cerca de tres años y desde entonces lo único que había sabido de ella era que estaba felizmente de novia, conviviendo con el tipo.
Por la tarde decidi llamarla , aun me sabia su numero celular de memoria.

-Hola , buenas tardes
-Hola, ¿Con quien hablo?
-Soy Pedro – conteste , esperando el sermón de chuchadas y el posterior tu-tu-tu-tu de cuando te cuelgan el teléfono
-¿Pedro? ¿¡Mi Pedro!?- contesto ella , provocando una cascada de emociones encontradas
-jajajaja, Si Anita , tu Pedro

Le relaté lo de la pesadilla con lujo de detalles y también lo que hasta ahora había pensado al respecto , puesto que creo en eso de los sueños premonitorios. Estaba casi seguro de que algo malo le estaba sucediendo y por eso la llamada. Quería saber si estaba bien, ademas de ofrecerle mi ayuda para lo que ella quisiera.
Se puso a llorar , le parecía increíble que aun la recordara después de todo lo que había pasado, me confesó que las cosas no iban bien en su vida, que había vuelto a la casa de sus padres después de pasarlo muy mal con su ex. Que se sentía fea, sola y sin ánimos de nada.

-¿Te parece una mala idea si nos juntamos?
-¿Tu dices ahora o mas adelante Pedro?
-Podría ser hoy mismo, te paso a buscar mas tarde y ahí vemos donde vamos. ¿Te tinca?- le dije con la voz y el alma en un hilo
-Ok, te estaré esperando , pásame a buscar a las diez

Era evidente que ni ella se había podido olvidar de mi y viceversa, mal que mal ambos habíamos tenido un romance intenso, de esos que todo el mundo desaprueba y que sin embargo basta con que los dos enamorados lo quieran para mantenerlo a flote siempre.
A las diez y cuarto nos juntamos , como siempre llegaba algo atrasada aunque jamas me molestó. Entiendo el atraso de las mujeres por una afán de ponerse lindas para uno, que una mujer quiera verse lo mejor posible para impresionarme me molestaría si fuera un perfecto pelotudo.

Nos saludamos con un tímido beso en la cara, ambos algo nerviosos. Eramos como dos desconocidos, como cuando te presentan a un familiar distante que ha vivido fuera del país o algo por el estilo, así lo sentí yo al menos. Caminamos en silencio hasta el metro, en menos de quince minutos ya íbamos camino al centro de Santiago , destino Barrio Bellavista.

Le dije que conocía un lugar donde se podía escuchar buena música y conversar, la tome de la mano y ella se soltó ( “mala señal” pensé inmediatamente). El local estaba a medio llenar, pedimos una mesita retirada del escenario justo al lado de una ventana.
Las palabras al principio salían con dificultad, ambos temerosos de meter la pata y decir algo inapropiado , algo que molestara al otro. Luego de un par de cervezas por parte mía y tres pisco sour por parte de ella habíamos podido romper el hielo inicial y hablar sin pelos en la lengua. Recordábamos las cosas que habíamos pasado juntos , los buenos y malos momentos también, riendo de todo con tanta fuerza que la pareja al lado nuestro se cambió de mesa algo molesta.

Serian las dos de la mañana cuando de improviso paso por fuera un amigo al que no veía hace años, entró al local solo para saludar y nos invitó a su casa diciendo que estaba celebrando su cumpleaños y terminaría la fiesta en su departamento.

-¿Te parece mala idea si vamos donde mis amigos ? - le pregunté
-Me da lo mismo – me contestó mirando al celular
-Ok, nos vamos entonces.

En el departamento de mi amigo estaba todo pasando, la fiesta recién comenzaba. Había asado , cerveza, bebidas, etc … y muchas caras conocidas. A todos les presente a Anita como novia oficial, cosa que le hacia mucha gracia a ella.

A las cinco de la mañana solo iban quedando los carreteros de siempre, la mayoría de los invitados se retiraban o lo habían hecho hace horas. En la sala el dueño de casa y un amigo de el miraban atentos como Anita (algo borracha) intentaba hacer un truco de magia usando palos de fósforo.
Yo conversaba con un amigo y su pareja en el extremo de la sala y decidí acercarme para poder ver el truco que mi flamante nueva novia hacia.

-¿De que trata el truco? - Pregunté
-Apuesto lo que quieras a que no puedes sostener dos palitos de fósforo usando solo un palito para ello- Contesto sonriendo , muy segura de lo que hacia
-Es imposible contestaron mis amigos, también algo pasados de trago

De pronto se sumo al juego la única mujer que quedaba en la sala ademas de Anita y con voz clara dijo
-Yo también apuesto
-Bueno ¿Y que apostamos? - preguntó Anita
-¿Que tal una prenda?
-Mejor que sean tres prendas a elección de la ganadora- Dijo Anita , que se creía segura de poder ganar la apuesta
-Ok.

Ambas mujeres sentadas en el centro de la sala sobre una pequeña mesita con cubierta de vidrio tomaron tres fósforos cada una , prendieron uno de los tres y mientras aun estaba la cabeza prendida lo pegaron a la cabeza de un segundo fósforo, para después equilibrar la “V” que formaban con el tercer fósforo libre.

-Así no tiene gracia -dijo uno de mis amigos cuando vio que ambas habían hecho lo mismo sin darse cuenta que a Anita no le había resultado el truco y uno de los palitos se había caído antes de que soldaran por la acción de la pólvora consumida.

-Hagamoslo de nuevo , esta vez doble o nada – Dijo Anita envalentonada por los efectos del alcohol.
-Me parece justo que esta vez sea yo la que elija el truco – Contesto la novia de mi amigo
-Si, es justo. - Contestaron todos a coro a excepción de mi que solo miraba toda la escena

Anita accedió a ello y como era de esperarse perdió, el truco consistía en poner un billete sobre el boquete de una botella y dos monedas de quinientos pesos, la idea era quitar el billete sin botar las monedas.

-¿Doble o nada fue la apuesta según recuerdo? Dijo sonriente
-Si, eso acordamos – dijo Anita
-Bueno, eso suman seis prendas

Anita se puso de pie, todos estaban expectantes pensando en que a ultimo momento se negaría a cumplir con la apuesta, no tenían idea que ella prefería matar a su mascota que dejar de cumplir con su palabra.
Primero le pidió que se quitara los jeans , tuvo que pedir ayuda porque estuvo a punto de caerse en el proceso de quitárselos.

-¿Estas segura de querer hacer esto?- Le pregunté
-Apuestas son apuestas – obtuve como toda respuesta mientras se quitaba de la segunda prenda, su camiseta

Verla en ropa interior era un deleite, sus pechos grandes y turgentes invitaban a fantasear. Recordé las veces que había recorrido con mis manos la suavidad de esos pechos, su exquisito sabor a carne y lo mucho que disfrutaba ella cada vez que mi lengua jugaba con sus pezones. Mire alrededor y note la excitación en el aire , todos pendientes de Anita , incluso la ganadora de la apuesta que ahora disfrutaba viéndola desnudarse a petición de ella.
Una a una fue quedando desnuda Anita, a la camiseta le siguieron sus calcetas, luego el sostén y por ultimo los calzones. En suma fueron cinco prendas.

-Bueno, creo que la apuesta ha sido pagada – Dijo Anita tapándose como podía con las manos
-No, la apuesta fueron seis prendas y tu solo te has quitado cinco
-Pero si no tengo mas prendas que quitarme – Esgrimió como defensa Anita
-Entonces pagarás la ultima prenda con una penitencia, Quiero que nos bailes un tema a todos

Anita la quedo mirando, estaba desnuda ante un grupo de desconocidos y aun así no había podido cumplir con la apuesta. Sin discutir la propuesta , se puso a cantar a capela un tema de George Michael y acercándose a la que era su contrincante, le tendió la mano para sacarla a bailar junto con ella. Uno de los presentes puso música en su celular , Barry White para ser mas exactos, haciendo que ambas mujeres se entregaran al baile con una sensualidad increíble.

-¿Estas segura de lo que estas haciendo ? - Pregunté ya bastante contrariado
-Solo pago la apuesta mi amor – Me contestó , mientras se pasaba las manos por los senos provocando un “uhhhh” algo orgásmico por parte de los espectadores.

Salí molesto a la terraza y prendí un cigarro, “está ebria, está ebria” me repetía mentalmente, para armarme de paciencia. Terminara su baile, se vestirá y vendrá a buscarme en cuanto se de cuenta de mi ausencia, pensaba. Habían subido el volumen de la música, sonaba fuerte Andrés Calamaro en la radio . Mientras tanto mi cigarro se acabó, también el siguiente y de Anita ni luces.

Entre nuevamente a la habitación y el baile aun seguía, claro que con algunas variantes. No solo Anita estaba desnuda, también lo estaba la otra chica y una tercera que sabe dios donde había estado metida. Poco mas de quince minutos y estaba la cagada, todos los monos excitados gritando como energúmenos mientras estas tres minas se manoseaban y besaban, el sueño erótico de muchos ahí , en medio de la sala del departamento de mi amigo.

Bajé el volumen de la música para poder hablar

-Anita , yo me voy. ¿Vienes conmigo? -Dije con tono resuelto

Ella se acercó hasta mi y tomándome de una mano me llevo a tirones justo en medio de las tres

-Mira -me dijo- te quiero presentar a dos amigas
Sus ojos estaban como perdidos, no podía mantener la vista quieta en un lugar.
-¿Estas bien Anita? ¿Te sientes bien?
-Me siento espléndidamente – me dijo justo antes de darme un sonoro beso en la boca

Contesté su beso, había querido besarla desde que la vi llegar a la cita. Sentí una mano acariciarme el pene, creí que era Anita y cuando tome la mano con la mía me di cuenta que era una de las chicas que la acompañaban en su baile. No supe que hacer , me quede congelado por unos instantes , mientras ellas me besaban, acariciaban y desnudaban, todo al mismo tiempo.
......................

CONTINUARA.........

lunes, 27 de junio de 2011

FRANCISCA

-¡Estoy cansada de todo esto, me iré mañana mismo donde mi abuela!
-¡Pues bien, si ella te aguanta, vete. Porque lo que es yo, no te aguanto un segundo más en esta casa!
-Si mi papa estuviera ahora………….
-¡No metas a tu padre en esto, que él no tiene la culpa de haber tenido una hija malcriada como tú! Alcanzó a decir María antes de echarse a llorar sobre el sofá
Francisca, furiosa, se encerró en su cuarto dando gritos y maldiciendo al mundo por tener una vida como la que tenía. Las discusiones con su madre ya eran rutinarias de un tiempo a la fecha, desde que muriera su padre se habían hecho inseparables, pero todo vino a cambiar cuando ella admitió en casa a su nueva pareja. ¿Cómo era posible que olvidara así de rápido a su padre? ¡Recién la semana entrante se cumpliría un año de su partida! ¡Un año!
Además con un tipo que era por lo menos diez años menor que ella y que para colmo de males era un degenerado, lo único que hacia cuando ella estaba cerca era desnudarla con la mirada con total descaro, aun en presencia de su madre.
Como si fuera poco había inventado diez mil patrañas para deshacerse del intruso, con tanta mala suerte que siempre era sorprendida en la mentira. La ultima de esas mentiras fue tomar un anillo de su madre, un regalo muy querido por ella y venderlo, creyendo que con esto desconfiaría de Esteban, su pareja,  para finalmente echarlo de casa por ladrón. Bastaron un par de días para que la verdad saliera a luz, una conocida de su madre la había visto entrar en la joyería y al seguirla para saludarla, pudo ver como ella, toda nerviosa,  vendía un carísimo anillo de oro al dependiente de la joyería. Fue acusada y sentenciada de inmediato, nada más de permisos para fiestas, adiós también a su mesada, al internet y nada de minutos en su celular.
Aguantó un mes cumpliendo su castigo, pero como su madre no mostrara ningún interés por levantar la sanción, se acercó a una amiga suya, quien le había comentado tiempo atrás una forma fácil de hacerse de dinero. Tenía una página en internet donde subía fotografías suyas en ropa interior o pequeñísimos bikinis y debajo de cada una de las fotografía ponía su número de celular. Cada vez que recibía una llamada de un número desconocido sabía que se trataba de algún hombre que había visto sus fotografías en internet, entonces, mientras conversaban, le preguntaba si quería ver más fotos de ella a cambio de que le cargara dinero al celular.
-Pero eso es como ser puta
-Nada que ver porque no te acuestas con nadie, además, no tienes para que mostrar tu cara en las fotos
-Igual me da un poco de pudor eso de tomarte fotos tan sugerentes, puede verme algún degenerado
-Tanto mejor po Pancha, esos son los que mejor pagan
Al principio solo se tomaba fotografías en ropa interior y jamás mostraba el rostro en ellas, por temor a que las imágenes fueran publicadas en alguna página de uso masivo y algún conocido la reconociera, pero se fue dando cuenta que a medida que las fotografías eran más sugerentes tenía más visitas en su página-En una semana podía hacerse hasta dos veces la mesada de un mes y como su celular era bastante moderno, contrataba bolsas de internet para poder continuar subiendo más fotografías a su página de contactos en la comodidad de su hogar.
Las sesiones las hacia siempre que estaba en casa, prefería hacerlo en el baño, sacándole provecho al espejo gigante que tenían adherido al muro. Pero ya estaba aburrida de que las fotos se parecieran tanto unas de otras a pesar de cambiar la ropa con que salía, así que había optado por esperar a estar sola en casa para fotografiarse utilizando el espacio a su antojo, ya sea el lindo gomero como fondo de una, desnuda sobre la mesa en otra, sentada en el sillón o comiendo un plátano sugerentemente en la cocina, etc…
A esas alturas ya había perdido la esperanza de echar de casa a Esteban, su madre se veía muy enamorada y después de la trampa fallida del anillo, confiaba mucho más en él que en cualquier cosa que ella le dijera sobre él. Así que había optado por hacer como que no existía, tratando siempre de mantenerse lo más alejada posible de su presencia.
Esa tarde, después de llegar del instituto, pensó en llamar a su madre al trabajo para disculparse por la pelea que habían tenido durante la mañana. Tomó el teléfono celular y vio que tenía un nuevo mensaje de texto de quien era su mejor “cliente” desde que comenzara con eso de tomarse fotografías a cambio de dinero.
Msje-“hola gatita, no he dejado de pensar en ti todo el día viendo las ultimas fotos que has subido. ¿Me mandarías una con mi nombre en ella?”
Responder msje-“Claro, te mando una foto mía, con tu nombre escrito con lápiz labial justo en medio de mis tetas, pero primero mándame una recarga”
¡Bip-bip! El sonido de la recarga sonó justo cuando ella venia de vuelta de comprar el pan. Fue corriendo hasta el dormitorio y se desnudó de la cintura hacía arriba, no era bueno hacer esperar a José, sabía bien que esa foto solo sería la primera de varias y tenía algo de tiempo antes que llegara su madre con el indeseable de Esteban. Tomó un lápiz labial y se pintó con letras bien grandes el nombre JOSE en medio de sus tetas, para después poner el celular sobre el velador y dejarlo grabando en video.
A esas alturas, con dos meses de fotografiarse sola, ya se había vuelto una experta. Posaba muy coquetamente, siempre evitando que su cara apareciera en la pantalla, ya fuese tapándosela con el pelo, las manos o sencillamente mirando hacia el suelo. Una vez grabado el video, lo echaba a correr en cámara lenta y elegía cuál de las poses era la mejor para guardarla como foto y enviarla al celular de contacto.
Msje- “Waw, te pasaste gatita, como siempre. Me encantan tus tetas, son perfectas. ¿Pero por la recarga solo me darás una foto? Creo que me debes regalar x lo menos una más”
Responder msje-“Bueno, te regalo una foto. ¿Cómo la quieres?”
Msje-“Me gustaría verte tocándote muy excitada, recostada sobre tu sofá”
Aprovechando que aún estaba sola, fue hasta el living de la casa y tomó la fotografía que José le había pedido. De piernas abiertas y usando como único atuendo su ropa interior, metió los dedos de una mano debajo de sus calzones para dar la impresión de que se masturbaba, mientras se tocaba las tetas con la otra mano.
Responder msje-“Bueno, espero que te guste la fotografía, si quieres mas es solo cosa de que me pidas, pero las que siguen las pagas.”
José tenía una colección de las fotos de Francisca, había visto la página de ella y su amiga por casualidad una tarde de ocio en el trabajo, siendo desde entonces una verdadera adicción el visitarla a diario. La primera vez que llamó al celular de Francisca pensó que ese no era su número o que la chica de las fotos no correspondía a la persona con la que hablaba, así que para verificar que eran la misma persona, le pidió que le mandara una fotografía de ella en una pose especifica. Entonces ella mando una foto donde salía usando solo una blusa blanca y calzones del mismo color, totalmente empapada después de salir de una ducha. La blusa se apegaba a su cuerpo por el efecto del agua y podía apreciarse lo bien contorneado de su cuerpo con la ropa ceñida a él.
Esa fue solo la primera de muchas imágenes que José guardaba en su celular y siempre que salía del trabajo, aprovechaba el tiempo que duraba el viaje hasta el trabajo de su novia para mandar mensajes a Francisca y pedirle más fotos, fotos que por cierto guardaba con total discreción para no ser sorprendido.
Msje- “Me gustaría tener una fotografía de tu cara, quisiera ver tu cara mientras te masturbas pensando en mi”
Responde msje- “Tu sabes bien que no me tomo fotografías con el rostro descubierto así que olvídalo. Mejor pide otra cosa”
Msje- “Te doy lo que me pidas y prometo que nadie más además de nosotros dos sabrá de la existencia de esa fotografía”

Francisca se lo quedo pensando, sabía que lo que le decía era mentira, lo más probable es que todas y cada una de las fotos que hasta ahora le había mandado a José hayan sido vistas por sus amigos. Pero estaba necesitando dinero para ir a un concierto y sabía que si le pedía el dinero para las entradas a su madre, lo más probable es que obtuviera una negativa.
Responder msje- “Te dare en el gusto y espero que cumplas tu palabra de que nadie más además de nosotros sabremos de la existencia de esta foto. Pero quiero a cambio 30 mil de recarga”
Msje-“Bueno, tomate la foto por mientras que voy a hacerte la recarga gatita linda”
Francisca fue a su dormitorio mientras esperaba la recarga y por su cabeza pasaba la idea de engañarlo. ¿Qué le podía hacer? A lo sumo la molestaría al celular, pero con cambiar de chip se remediaba el lio de una vez. Sin embargo si le sacaba esa suma ahora, bien podría en el futuro sacarle lo mismo o más aun, no era una buena idea perder a tan buen cliente. Además la posibilidad de que alguien la reconociera era mínima, la ciudad es inmensa y hay más de seis millones de habitantes.
En eso estaba cuando el celular dio aviso de que la recarga estaba lista. Revisó para verificar que el saldo era el acordado y mientras aún no estaba decidida si enviar o no la fotografía, decidió que por lo menos se la tomaría antes de que llegara su madre del trabajo.
Se sentó al borde de la cama, justo en frente del espejo de pie que tenía en su dormitorio y mientras se filmaba sosteniendo el celular con su mano derecha, con su mano libre masajeaba su entrepierna con caricias lentas y prolongadas. Mientras lo hacía comenzó a excitarse, recordando las caricias de su ex novio, que era lo más cerca que había estado de hacer el amor. A su mente acudían las imágenes de cuando ambos, ardiendo en deseo, se escondían entre las ligustrinas del patio para tocarse el cuerpo uno al otro. A él le gustaba tomarla por la cintura y frotar su pene bien fuerte contra su trasero mientras le pasaba la mano por sobre el pantalón para sentir su palpitante vagina y con la otra mano apretaba sus tetas. Ella se dejaba, creía que solo así podría retener a su novio. El insistía siempre en que debían hacerlo, pero ella le decía que aún no estaba lista pero que sin embargo podían hacer otras cosas. Entonces, cuando la insistencia era mucha, ella desabrochaba el cierre de su pantalón y frotaba su pene con fuerza hasta hacerlo acabar, mientras él se entretenía manoseándola a su antojo.
Recordar todo esto la había calentado, su concha húmeda palpitaba como si las manos de su ex estuvieran tocándola una vez más. Tomó su celular y lo puso sobre el velador apuntando la cámara hacia su cama, mientras presurosa se despojaba de su ropa interior. Cerró los ojos y se dejó llevar por el deseo, con una de sus manos se acariciaba los senos, acercándolos de vez en cuando hasta su cara para poder chuparse los pezones, mientras metía y sacaba con rapidez dos de sus dedos en su cada vez más caliente vagina. Se masturbaba imaginando que su ex la miraba a través del celular. Tuvo un orgasmo tan intenso que sentía como si su corazón le fuese a estallar.
Cinco minutos después José recibía en su celular la nueva fotografía de “la Gatita”, desnuda sobre su cama con las piernas muy abiertas, metiendo dos dedos dentro de su vagina mientras se chupaba el pezón de una de sus tetas. No cabía duda, la caliente mujer que le mandaba las fotografías al celular no era otra que Francisca. Ya en las fotografías anteriores, viendo el decorado de la casa donde se tomaba las fotos, tenía la impresión de que podía ser, pero necesitaba estar seguro, necesitaba una prueba irrefutable y ahora la tenía, esa cara no podía ser otra que la de Francisca. Con una gran sonrisa pintada en el rostro José apagó el celular y caminó presuroso, llevaba diez minutos de retraso y a María le cargaba que la hicieran esperar.

Pasaron dos semanas desde esa última foto y José no dejaba de pensar en la forma de abordar a Francisca. Durante esos días se había imaginado cientos de situaciones eróticas, en donde ella era la principal protagonista y el deseo de tenerla entre sus brazos iba en aumento. Finalmente decidió enfrentarla un día de semana sin que María fuera una molestia para sus propósitos.
Ese día miércoles, después de asegurarse de que María había tomado el metro a su trabajo, hizo parar un taxi y se devolvió hasta la casa. Una vez dentro, fue directamente hasta el dormitorio de Francisca y golpeó tres veces con fuerza.
-¿Qué pasa?
-Necesito hablar contigo Fran ¿Podrías darme un minuto?
Francisca asomó su cabeza tras la puerta, envuelta por una frazada
-¿Qué sucede? – preguntó medio dormida aún
-Sucede que tengo unas fotos que quiero que veas
Al escuchar la palabra foto, Francisca reaccionó de inmediato y mientras miraba las osadas fotos impresas en papel que José le había entregado, no dejaba de maldecir una y otra vez.
José, dueño de la situación, aprovechó el descuido para entrar al dormitorio y sentarse sobre la cama. Inmóvil, ella lo miraba desde el umbral de la puerta esperando que sucediera algún milagro que la salvara del problema en que estaba.
-Creo que sabes que es lo que pretendo Fran
-No, no sé lo que quieres, ni me interesa. Quiero que borres esas fotos de donde las tengas o le diré a mi mamá.
-¿Y qué le dirás? ¿Qué te gusta sacarte fotos desnuda y las mandas por celular a cambio de plata?
Francisca se puso pálida, sabía muy bien que si su madre se enteraba estaría en serios problemas. La sola idea de tener que irse a casa de su abuela en el campo y tener con ello que dejar sus estudios, sus amistades, et…, la hizo estremecer.
-Vamos Francisca, podemos ser buenos amigos. ¿Porque mejor no te sientas a mi lado y lo dialogamos?
Se acercó temerosamente hasta estar frente a José, de pronto sintió como si sus piernas fueran de hilo y tuvo que apoyarse en él para no caer, su tez estaba pálida y comenzó a temblar. Incapaz de formular palabras, se recostó a los pies de la cama y cerro sus ojos.
José comenzó a acariciarla, incorporándose sobre ella. Al ver que no oponía resistencia, comenzó a desnudarla. Con la misma delicadeza con que un pintor aplica pinceladas sobre la tela, José fue despojando de sus ropas una a una a Francisca hasta dejarla completamente desnuda. Primero fue la parte inferior de su pijama, incluyendo unas pantaletas blancas con un dibujo de un perrito en el centro, luego la camiseta y finalmente unos sostenes del mismo color de la pantaleta. Verla desnuda siempre había sido un deleite, pero poder tocarla era una sensación de placer sublime,  indescriptible.
Francisca lo dejaba hacer, sin quejas se dejó desvestir. ¿Qué podría hacer para revertir la situación? Había jugado y perdido el juego.
José continuaba disfrutando de la belleza de Francisca, acariciando y besando cada rincón de la mujer que por tantos meses había deseado. Pudo notar que a medida que sus labios iban bajando en busca de su vagina, los pezones se ponían rígidos bajo la palma de su mano. Incitado por este hecho, empujó con suavidad una de las piernas de Francisca, dejando la concha a su merced , con suaves movimientos de su lengua estimulaba el clítoris, sin dejar de acariciar su cuerpo.
Francisca comenzó a excitarse, era la primera vez que un hombre la acariciaba de esa forma y aunque no quería nada con el, su cuerpo decía otra cosa. Su respiración iba en aumento al sentir las caricias de José sobre su piel y cuando él comenzó a estimular su clítoris con la lengua, solo atinó a apretar el cubre camas con las manos, invadida por una ola de placer que jamás había sentido antes.
Viendo que la vagina estaba húmeda, José la penetró con dos dedos, entrando y saliendo al ritmo de la agitada respiración de Fran. Así estuvo durante unos minutos, hasta que ella le tomo de los brazos por las muñecas con fuerza, en ese momento José aumentó el ritmo, entrando y saliendo con tanta rapidez como le era posible.
Fran pasó de respirar agitado a los gemidos, podía sentir esos dedos dentro suyo, entrando y saliendo de su inmaculada concha, sin pausa. Pensó en su ex-novio y en lo tonta que había sido por no haberle permitido nunca tener relaciones sexuales, pero eso duro solo un momento, José estaba sobre ella, sin dejar de menear sus dedos dentro de su vagina y buscaba su boca con la suya.
Mientras se daban un sonoro beso, a Fran le llego un orgasmo. Estiró sus piernas y con sus manos apretaba el cubre camas, desesperada. José le acariciaba el rostro, diciéndole al oído piropos y frases referidas a lo bella que era. Sin perder un segundo, se puso de rodillas frente a ella y mientras acariciaba la mojada vagina de Francisca con la palma abierta, con su mano libre se quitó los pantalones y el bóxer. Su pene estaba erecto y listo para la acción, con fuerza tiró a Fran por las piernas, atrayéndola hacia la orilla de la cama y luego de aplicar un poco de saliva en la cabeza del pene a modo de lubricante, la penetró lentamente.
A Fran se le escapó un quejido y se tapó la boca con las manos enseguida. José, haciendo caso omiso de los gestos de dolor de Fran, comenzó a aumentar la intensidad de la penetración, iba y venía cada vez más rápido. Tomó sus piernas y las puso sobre sus hombros, mientras acariciaba sus pechos con ambas manos. De pronto el dolor fue disminuyendo y fue reemplazado por olas enormes de placer, Fran no lo sabía pero estaba a punto de experimentar su primer orgasmo.
-Más rápido, hazlo más rápido – le pedía a José, desesperada, mientras se retorcía de placer. Respiraba por la boca, produciendo un sonido similar al que hacen los animales de tiro ante un gran esfuerzo.
José se puso de rodillas frente a ella y haciéndola girar en un rápido movimiento, acomodó a Fran en cuatro. Ella levantó su colita para hacer más fácil y profunda la penetración. Con movimientos enérgicos, José metía su verga dentro de la concha palpitante de Fran, sin encontrar ninguna resistencia a su paso como al principio.
-Tírame el pelo, tíramelo – Gritaba Fran, poniendo sus ojos blancos totalmente, daba la impresión de estar poseída.
José no daba más de excitación también y ambos terminaron acabando al mismo tiempo. Gritando ella, ufanado y tirándola del pelo él. Solo en ese momento notaron la presencia de otra persona que lloraba viendo la escena.
Fran ahora vive con su mejor amiga, hace un par de años que no ve a su madre y menos a José. Terminó sus estudios y ahora estudia en la Universidad una carrera profesional. De mas esta decir que cancela todas sus deudas con los dineros que obtiene de su página en internet junto a su amiga del alma.